domingo, 25 de octubre de 2009

Roland Barthes - El susurro del lenguaje

1. 1) En mucho se logra comprender una obra en tanto en cuanto se conoce quién la escribe, por supuesto enmarcado en un contexto particular, es decir, conociendo las condiciones de posibilidad en las que se produce y se narra un hecho o se genera un conocimiento, entonces, ¿no se estarían negando estas condiciones de posibilidad, al hablar de la muerte del autor, dando relevancia al lector?

2) Barthes señala que la muerte del autor se da cuando un hecho es relatado sin fines intransitivos, es decir, sin querer actuar directamente sobre lo real, entonces ¿qué pasa con aquellos hechos que son relatados con la finalidad de actuar sobre lo real, allí no se produce entonces la muerte del autor?

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14 comentarios:

  1. Me parece que lo que Barthes propone como la muerte del autor es ubicarse en el momento en que lo que un "Autor" escribió llega al destinatario (sujeto) y este resignifica lo que a él llega, partiendo desde varias entradas entre las que está el que es el lenguaje el que habla y no la "persona", entendiendo que el sujeto es efecto del "lenguaje", es desde el lenguaje que hablamos, escribimos y desde ahi leemos y escuchamos. Ahora, por otro lado, la posición de quien escribe como autor, nos ayuda, si bien, a entender el contexto del enunciado, también implica Autor-autoridad (agotar el discurso con la realidad plena) y por lo tanto el poder, estos elementos estan instalados en nuestra mente, y forman parte de la cotidianidad, estan completamente naturalizados, no los cuestionamos en lo más mínimo, lo cual, desde mi punto de vista, es problemático.

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  2. La muerte del autor entendida desde Barthes, significaría la muerte del yo como propietario de la obra, sustituido por el lenguaje y por la escritura. Entendida así, la obra no fenecería con la muerte del autor, se prolongará a partir las interpretaciones y representaciones que se construyan desde el lector o a partir de los significantes. En el caso de la canción gracias a la vida, por ejemplo, esta se perennizada en la voz de Mercedes Sosa y de otros cantautores y no necesariamente en la de su autora Violeta Parra.

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  3. El autor plantea en el texto la muerte del autor dirigiendo su tesis en referencia a que es el lenguaje lo que configura la realidad: "actúa", es decir, "performa",dando paso a privilegiar al lector donde confluye la multiplicidad de escrituras. Para Barthes, dicha multiplicidad corresponde a la mirada que puede inscribir el lector en relación al texto que está frente a él. Por lo tanto, la unidad del texto no se encuentra en su origen(el autor) sino en su destinatario.

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  4. El lenguaje y la escritura trascienden al autor, es el proceso que nunca muere y del que nacen y se transforman un sinfín de significados.
    Para Barthes lo que tiene real importancia es este proceso y no el que el autor tenga la pertenencia de lo escrito, el autor es únicamente quien usa unas herramientas para transmitir una idea, la misma que sera entendida y transformada por quien la recibe, pero siempre desde la construcción y el uso del lenguaje y la escritura que se mantendrán en el tiempo. (Gissela Dávila)

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  5. Considero que el planteamiento sobre la muerte del autor que propone Barthes, no se refiere a las condiciones de posibilidad para la producción de un texto, se plantea más bien, que una vez un texto cobra vida, su existencia cobra independencia de su autor, e incluso de las condiciones de su creación y se abre a la multiplicidad de interpretaciones, de lecturas. En el caso por ejemplo de un texto histórico, o que hace referencias a momentos precisos de la "realidad", su comprensión contextual dependerá del texto mismo y de la acción y producción de sentido del lector y no necesariamente de las condiciones de posibilidad que rodearon su origen.
    El planteamiento de Barthes se orienta más bien en un sentido subversivo, es decir, de liberar al texto de la necesaria lectura desde la referencia a su autor, y más bien, lo abre, al juego en el sentido Wittgesteiniano del término, y lo reconoce como una producción múltiple, lo recupera de la noción de consumo a la de juego a la de producción.
    Ahora, en el sentido que Barthes se refiere a la realidad, esta no se constituye en una materialidad por fuera de la interpretacón, en esa medida, cualquier texto que se refiera a la realidad es también una texto...juego...lectura sobre la realidad, nuevamente lenguaje.

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  6. Barthes, desde mi lectura, intenta ubicar en dos momentos la producción del discurso. La primera, que es la producción en sí del discurso, en la que implícitamente el autor juega el papel central. SU ethos se evidencia a través de un producto. El segundo momento es el de la independencia del libro (mensaje, discurso, texto)de su autor. Es decir toma vida. Pero no hay una total independencia según Edgar Morín, siempre existe un grado de dependencia entre aquello que se dice libre y de lo que se ha liberado.
    En sí la muerte del autor deviene en un juego de palabras. Porque la performatividad traerá a colación lo que a su debido tiempo (contexto) quizo decir el autor. Luego, no muere, solo se oculta. El destinatario resemantiza.

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  7. Yo disiento un poco de lo dicho hasta ahora, pienso que Barthes no niega esas condiciones de posibilidad en las que se circunscribe un texto, sino que su propuesta, por largo tiempo buscada, y que llegó a concretarse algunos años más tarde de la publicación de su ensayo, con la poética de Todorov, apunta a pensar o analizar un texto sin la necesidad de enmarcarlo dentro de un nombre determinado, lo cual significa utilizar reglas y parámetros distintos de los aceptados como válidos hasta ese entonces, ya que los mismos no aportaban en lo absoluto al entendimiento del texto, por ello Todorov afirma “toda obra constituye en sí misma su mejor descripción” Todorov (1971) Poética. Esto significa abrir una puerta para empezar a delinear un lenguaje axiomático y un objeto de estudio a este ejercicio de la literatura, hasta ese momento enmarcado en situaciones ajenas a la obra misma.

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  8. La propuesta de Roland Barthes constituye un giro epistemológico en la comprensión de la escritura y el texto. Su propuesta apunta al descentramiento del sujeto como autor-creador de un texto, y por tanto también a un borramiento de las nociones tradicionales de originalidad y propiedad. Evidentemente, y como él mismo señala, esta concepción es contrateológica en tanto rechazar el “desciframiento” del sentido último y único de un texto, implica en definitiva rechazar a Dios, y a toda teleología de la historia.

    De la mano de la muerte del autor, en su obra aparece con fuerza la noción de intertextualidad: ya no es el autor el que escribe, sino el lenguaje. Y la creación de un texto – que siempre es de significados múltiples- remite necesariamente a una cadena de textos producidos antes y después. Esta idea está trabajada con detalle en el concepto de semiosis social, de Eliseo Verón. Sintéticamente, el autor se refiere al hecho de que toda producción discursa es al tiempo el producto de condiciones de reconocimiento de discursos anteriores.

    Asimismo, la propuesta de Barthes constituye una invitación a pensar al lector en términos de un sujeto privilegiado, que desempeña un rol claramente activo en el “desenredamiento” de la escritura.
    (rocio)

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  9. Yo creo que el pensar que existen unas condiciones de posibilidad que definen la lectura del texto limita recabar la riqueza del mismo y su representación. Partiendo del presupuesto de que existen ciertas cosas que se quedan por fuera de la traducción ya que tanto la obra como la interpretación de la misma son construidas desde una subjetividad definida, y por tanto desde un punto de vista configurado por diversos enfoques y realidades.
    Por eso, al hablar de subjetividades permitimos la existencia de diversas condiciones de posibilidad de una lectura y por tanto de diversas maneras de entender y de apropiarnos de un discurso.
    Además debe quedar claro que la muerte de autor, para mí, hace referencia a que no existe una interpretación, ni un conocimiento puro, que todos están mediados por un capital simbólico previamente adquirido.

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  10. Barthes dice: Todo texto es plural. Por ello, luego de atravesar nuevamente De la Obra al texto, quiero tomarme un momento para resignificar una parte de mi comentario anterior. Y es que precisamente, desde el propio Barthes, sería casi contradictorio decir que su propuesta constituye un giro epistemológico. Justamente porque el autor avanza una idea clara sobre las rupturas epistemológicas cuando dice: “(…) hace cien años que vivimos en la repetición”. En este sentido, conviene hacer la distinción entre ambas nociones, y referirse a la obra de Barthes en términos de un deslizamiento epistemológico.

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  11. El texto de Barthes deja entrever la posición que el autor toma, al momento en que inscribe y convierte sus ideas en textos. Se puede decir que el “lector” es un sujeto clave al momento de interpretar el texto. Él es quién ayudará a comprender la estructura y el discurso por el cual el autor se guió para desarrollar su obra “libro”. En este sentido, el proceso de producción de ideas y conocimientos que el autor plasme en el texto podrá acercar a la “realidad” de hechos al momento de inscribirlos y transmitirlos a sus destinatarios, quien a su vez, con su oportuna identificación de significados y significantes precedidos por su lenguaje, comprenderá el contexto de la obra, así como la construcción de quien lo escribió, con el fin de entender su accionar y los propósitos de inscribir y transmitir el texto a la sociedad. Por consiguiente, la obra queda plasmada como un lenguaje utilizada por el autor y el sentido que este tenga será emitido por el lector.

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  12. Primero creo que Barthes toma dos grandes aristas de análisis para descubrir la esencia del texto: la muerte y el tiempo. La muerte del autor significa el corte e irrupción que se da a partir de la escritura, es decir en el momento en que el autor escribe una obra ésta se establece dentro de un tiempo que deja de ser en si mismo para pasar a ser el tiempo del lector, de tal modo provoca una doble muerte de lo “real”, entendido lo real en términos lacanianos como aquello que sale de la representación, la representación del autor deja de ser y se convierte en el proceso de significación del lector. El autor es únicamente una herramienta de significación de lo “real” que permite al texto ser objeto de lecturas múltiples. El texto vive fuera del autor y del lector pues no se permite a si mismo ser constituido como único o representable. Dentro de la línea de Lacan, podríamos decir que el texto es lo real, es lo que escapa de la representación lingüística pero que permite entender que existe una referencia de “original”, nunca visible siempre móvil pero existente. Las condiciones de posibilidad pueden actuar sobre la escritura pero dejan de existir en el momento en el que se alejan del Autor y pasan al Lector, pues éste no entiende al texto como único, determinado, sino como un grupo de símbolos y signos que dentro de la subjetividad del lector vuelven a ser resignificados.

    No considero que existan relatos que puedan actuar sobre lo real pues esto no existe en si. Lo “real” es invisible pues el momento en que se vuelve visible es representación y de tal modo deja de ser “real”. Entonces todo relato significa la muerte del autor pues todo relato pasa de lo real a la significación a la representación y al símbolo, y vuelve, cuando es leído del símbolo a la representación y a la significación para el lector. Vuelvo sobre la misma idea, el tiempo del autor muere el momento en que el relato se manifiesta como representación para ser significada por el lector pues entra dentro del tiempo de éste matando el espacio del autor. Para mi, todo relato es doble muerte del autor, de su concepto de lo “real” y de su condición como sujeto en el tiempo. La obra es la nostalgia de lo inexistente, de lo real irrepresentable.

    Ma.Fernanda Burneo

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  13. En mi opinión lo crucial de este análisis es el hecho de que el autor como un "Dios" que produjo un texto con un sentido unívoco y al que hay que entenderlo mediante esfuerzos hermenéuticos es el que ha muerto, en el sentido de que el flujo del lenguaje a través del tiempo y atravesado por distintas culturas y discursos es lo que ha hecho posible que un "vehículo" (el "autor") plasme este flujo en un texto. Como menciona Barthes, la unidad del texto se da en el lector, ya que este interpreta el texto desde su propia subjetividad atravesada nuevamente por distintos discursos, formas culturales, etc.
    Me parece interesante también analizar el papel del crítico bajo esta lógica, ya que sin un autor "dueño" o "padre" de una obra, no hay un sujeto susceptible a ser criticado, y el dominio del crítico termina siendo el mismo que el del autor. Así, me surge la pregunta de si el crítico también ha muerto, ya que de igual forma que el autor, sus "críticas" (que son en definitiva un nuevo "texto") surgen de un flujo discursivo, cultural y lingüístico que escapa su propia subjetividad. Es complicado pensar en un verdadero "análisis del discurso" partiendo del pensamiento de Barthes, ya que al ser este análisis una especie de esfuerzo "hermenéutico" ya no de un sentido unívoco del texto sino de su forma de operar en sus destinatarios al momento de contener y ser contenido por uno o más "discursos", tenemos que considerar que no puede haber una forma única en la que un discurso opera, de la misma forma que no puede haber una forma única en la que un texto es resemantizado por un lector.

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  14. Es grande el aporte que se ha hecho en esta discusión con respecto a la posición de Barthes, y resulta poco lo que puedo agregar...
    Qué decir entonces? Que en efecto, el dar cabida a una lectura polisémica de los textos supuso un quiebre epistemológico importante, quiebre que por cierto, y sin conocer mucho de sus influencias, pudieron utilizar los estudios culturales para llegar a conceptos como los de las representaciones o las mediaciones, que sugieren procesos de construcción de sentidos complejos más allá de una actitud pasiva de simple espectador, ¿No creen que este rol activo es un eco de ese lector nacido en la muerte del autor? ¿No es acaso el mismo proceso que llevamos a cabo cuando leemos la prensa o cuando vemos televisión? Yo creería que estamos hablando de temas paralelos en cuanto a las potencialidades de estos lectores que dio a luz Barthes.
    Por otro lado, creo que no hay hechos "relatados sin fines intransitivos, sin querer actuar directamente sobre lo real", en la medida en que todo texto incurre en la construcción de un universo de sentidos innumerables que en manos del lector pueden tener consecuencias asombrosas... a todos nos ha pasado encontrarnos con esos libros que "nos cambian la vida", que nos dan vuelta y nos abren una suerte de mundo paralelo... en la opinión de esta humilde lectora, esos procesos SI actúan directamente sobre lo real, al menos sobre mi real.

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