miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cine menor y Performatividad Queer / Víctor Manuel Rodríguez

El autor habla de dos categorías en el cine, una mayor y la otra menor. La menor es una práctica que, mediante los usos intensivos de la cultura mayor, desterritorializa el mismo lenguaje del cual es excluido. Así, la menor ya no es otro idílico o romántico, que podría ocupar una posición marginal fuera del discurso. Lo menor es una estrategia que surge del discurso mismo y no designa una identidad especifica, sino condiciones que al falsear la cultura mayor, potencializa fuerzas para devenir otro.

En ese sentido Rodríguez analiza las películas de Almodóvar y Andy Warhol, a las cuales las califica de queer, Las nociones de cine queer y cine menor se relacionan en el sentido en que ambas podrían considerarse como intervenciones políticas mediante las cuales la cultura mayor es apropiada, descentrada y alterada para usos extraños, excéntricos y menores.

Preguntas:

A) ¿Hasta qué punto el cine menor podría ser una forma de conocer al “otro” al diferente, al que está en los márgenes?

B) ¿En qué medida el cine menor podría romper con el estereotipo del cine de Hollywood?

11 comentarios:

  1. El cine producido por los cineastas de hoy tratan de identificar al “otro” desde otras formas de conceptualizar la sexualidad, las relaciones sociales, la identidad, haciendo un uso excéntrico de ellos, de sus reacciones y de las nuevas formas de construcción social que se ofrecen a nuestros ojos, dejando a libre interpretación.

    El cine de Hollywood con su conceptualización específica mira desde otro punto de vista las modalidades que el cine menor las ha adoptado para sí. Los estereotipos marcados pasan a tener otras formas de expresionismo, de representatividad, se podría decir que el cine menor trata de descubrir estas nuevas formas de erotismo, sexualidad, relaciones entre otros, que pueden ser del mismo género o distinto, quienes desarrollan nuevas formas de producir un cine donde el diálogo no es lo más importante sino el medio que rodea a la escena, la actitud del actor y la identidad que adopta creando siempre formas en ocasiones no muy entendibles de relación. Cabría preguntarse si de esta manera ¿se rompió con el estereotipo de Hollywood o creamos otro?

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  2. Al parecer hay una instintiva relación entre las preguntas que se plantean. En la medida que al denominar al otro como UN "otro", se está creando un estereotipo del que está o vive, se desarrolla, desenvuelve en las márgenes.

    Por tanto el cine menor no es una "forma", a mi modo de ver y siguiendo la línea de pensamiento de Rodríguez, sino un método de re-conocer al otro. Desestructurado, por un lado heteronormatividades; por el otro, cuestionándose a sí mismo que la diferencia es inexistente en el campo visible, como bien apunta Freddy Álvarez.
    Por tanto, a decir de Rodríguez "lo queer se entiende aquí como un modo de intervenir en la cultura que no solo altera la escena aparente familiar de la heteronormatividad, sino también una práctica que revela, explota, detona la ambivalencia de cualquier discurso/práctica que construye su fuerza y su configuración de poder sobre la consideración de lo heterosexual como una práctica dada, natural, transparente" (Rodríguez:5 )
    Si leemos entre líneas, Rodríguez nos grita que lo heterosexual deviene en kitch por ser una práctica construida a o por la fuerza. Por tanto el cine menor- y con las películas de Warhol y Almodovar- según Rodríguez, lo que pretende y por extensión esas cintas, es parodiar el "hombrecentrismo" en su máximo nivel de espectacularización visto desde la miradade ese al que denominamo "OTRO"
    H. Nacimba

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  3. El cine menor como espacio para conocer el “otro” tiene dos aristas que son importantes comprender. La primera es que si, efectivamente, como toda herramienta alternativa a la dominante éste puede generar espacios de visibilización de la otredad o de aquellas “minorías” no “aceptadas” dentro de los espacios de masas. Es decir, siempre el generar contra-discursos permite una actividad política que remueve los pilares de las discursos socialmente dominantes y legitimados. Pero, no siempre un contra-discurso genera resultados duraderos, es decir, y esta es la segunda arista, el cine menor en muchos casos, debe ingresar en la dinámica del mayor para conseguir movilizar a más gente y del tal modo retoma aquellos códigos antinorma característicos del cine menor y los moldea dentro de la visión normada. De tal modo su ruptura se convierte en una categoría más de la estructura dominante, silenciando en muchos casos su capacidad activista contra aquellas categorías y significaciones ya fabricadas. Entonces el cine menor se convierte únicamente en aquel espacio que permite a las masas experimentar a la “otredad” y no comprenderla y aceptarla. Se convierte en muchos casos en la herramienta clave para exotizar a las minorías dentro de la idea de “tolerancia visual”. Su agenda se acomoda a la visualidad dominante. Entonces la pregunta seria, ¿el cine menor se constituye como legitimador de la visión dominante promoviendo una lectura de la otredad como exótica o es herramienta activista de ruptura discursiva?


    Asi, en el marco de este mismo cuestionamiento y relacionándolo a la segunda pregunta valdría la pena decir que todo aquello que se entiende y se autodenomina como excluido es también excluyente, de tal modo el cine menor al intentar hacer un contradiscurso al cine mayor de Hollywood también construye posiciones de exclusión y de categorización. El ciclo de las alteridades y otredades es casi inamovible. El cine menor genera nuevos estereotipos constituidos desde la posición de alteridad, se construye a si mismo y a los “otros”. Rompe en un inicio con la homogeneidad pero, ¿hasta qué punto esa ruptura provoca un desplazamiento de las categorías centrales del discurso dominante y da paso a otras sin exotizarlas y posicionarlas como rarezas a aceptar o productos POP interesantes para estudiar? ¿hasta qué punto el cine menor nunca sale de un discurso dominante? Es decir, es posible que el cine menor reproduzca de cierta manera los mismos discursos de exclusión que el cine mayor Hollywood? Si es así entonces es imposible hablar de rupturas sino más bien de estructuras intercambiables de exclusión, espacios mutados de dominación, lenguajes reciclados de alteridad, pero nunca un discurso neutral sin una carga discursiva homogenizante.

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  4. Concuerdo con el comentario anterior en el sentido que una vez más nos encontramos frente a la pregunta de si las miradas "subalternas" como las del cine menor o queer son capaces de operar en contra de los discursos dominantes si los sujetos en los que operan están atravezados por los discursos, formatos, construcciones y estrategias homogeneizantes y globalizantes propiciados a través de los medios globalizados y la industria cultural dominante, en este caso el cine "mayor" o el de Hollywood.
    En este sentido, volvemos al tema de si "nombrar" la diferencia, (o enunciar desde la mirada subalterna, en este caso del cine menor), es útil para reivindicar las identidades y evitar la exclusión, o si acentúa la exclusión al operar desde la misma lógica binaria que los discursos dominantes.
    Como discutimos en clase, y en mi opinión esto tiene que ser una pregunta que extraigamos de este curso en general, debemos buscar formas mediante las cuales logremos articular la diferencia sin atarla necesariamente a la "exclusión".
    Las estrategias que hasta ahora se han utilizado para buscar la inclusión de ciertos grupos llamados "minoritarios" (otra estrategia globalizante) han recurrido a nombrar e incluso "exotizar" la diferencia. Esto ha sido efectivo en el sentido de que ha roto con los regímenes de visibilidad y enunciación presentes en los dispositivos que operan sobre todo en el área de las producciones culturales y ha propiciado la emergencia de una serie de miradas "contrarias" u "opuestas" a la dominante y hegemónica (que a su vez es homogeneizante). Sin embargo, esta estrategia podría ser contraproducente en un mundo donde los mensajes, formatos y discursos dominantes dejan poco espacio para la apropiación de estos espacios por cualquier lógica distinta a la dominante (a saber las sociedades de control, el mercado, el estado nación, etc.) y la recepción de productos mediáticos y culturales que se articulan desde una mirada subalterna se hace desde subjetividades que están atravezadas por las lógicas dominantes. En ese momento, la operatividad efectiva de los "discursos" subalternos se torna contra sí misma, y la lógica binaria de los discursos dominantes termina por reproducirse incluso a través de los productos mediáticos subalternos, en este caso el cine menor. Partiendo de esa paradoja, debemos buscar nuevas estrategias de reivindicación y reconocimiento de la diferencia, sin que esto signifique una exclusión de la satisfacción de derechos.

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  5. No creo que el cine menor, y en este caso el cine queer, se planteé como una forma de conocer al “otro”, o que busque conocerlo, pues el cine menor no considera las identidades fijas construidas desde el pensamiento moderno y se sitúa más bien en una condición de disolución de los sujetos, tanto del sujeto enunciador como del sujeto enunciado, así, no habría un “otro” en esencia, sino unas condiciones de posibilidad para devenir, para significar, para actuar, para “producir nuevos cuerpos, nuevas subjetividades que resisten a las condiciones de la heterosexualidad” (6) .
    Esa es la particularidad del queer con respecto a propuestas de discriminación positivas que pretenden visibilizar la otredad, creo que lo queer se reafirma en su marginalidad al re-representarla, como propone Rodríguez sobre los films de Andy Warhol, sus filmes son intervenciones que no sólo “dan cara” a subculturas sexuales marginales, sino también las inscribe dentro de la ambivalencia del discurso, un discurso que los define y los desaparece” (10) Podría decirse incluso que lo que propone el autor es que el cine menor desconoce esas formas esenciales y justamente produce relatos que deconstruyen las formas en las que se han propuesto la categoría de género, pero sin fijar un punto de síntesis, identifica y da lugar a “ensamblajes colectivos de enunciación […]cuyos significados están siempre ausentes, están por llegar” (2).
    Romper los estereotipos es justo el límite, es justo el borde de la performatividad que constituye el cine queer, si rompe el estereotipo y se fija deja de ser ruptura y se universaliza, creo más bien que lo valioso del aporte y el hacer del cine queer sobre el que Rodríguez reflexiona está en lo que él denomina como acentuar las posibilidades excéntricas y aberrantes de lo performativo...pero tal como las identidades queer, sin llegar a ser.

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  6. En tanto el cine queer y menor tengan una propuesta política crítica, generará identidades moviles, no regidas por la norma que basa su accionar en lo binario como esencia.

    Me parece que en tanto lo queer pueda desencializar y permanentemente transformar podria en cierto modo salir del estereotipo, sin embargo siempre corre el riesgo de caer en el estereotipo y esencializar lo raro y excéntrico, por ejemplo.

    Sin embargo como dice Tania el generar las condiciones de posibilidad construir otras identidades no fijas es sumamente interesante en tanto se abre la posibilidad de construcción política diferente.

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  7. Con respecto a la primera pregunta, concuerdo con Fernanda y con su idea de que habría por lo menos dos dimensiones para mirar sobre este punto.

    Efectivamente, como discurso rupturista de la heteronormatividad y también de ciertas visiones del propio mundo homosexual, es posible pensar en el cine queer como un espacio que ofrece posibilidades para mostrar y conocer la “otredad” ( el discurso y las prácticas sancionadas por el sistema y la cultura dominante).
    Pero al mismo tiempo, la necesidad de ingresar al sistema de la industria cultural le pone límites a ese discurso rupturista. Y en cierto sentido, puede terminar convirtiéndose en un mecanismo de legitimación del paradigma dominante.

    En la reflexión general sobre el tema hay que tener en cuenta el carácter radical de las películas queer que emergen en los `90, en el sentido de que su forma de tratar las identidades sexuales desafían no sólo el mundo heterosexual y por tanto la heteronormatividad, sino también aquella mirada, a veces excesivamente ingenua, que coloca solamente imágenes positivas sobre la homosexualidad. Este punto en particular me parece muy interesante.

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  8. El cine menor según lo describe el autor está relacionado directamente con las formas "alternativas" de elaborar este arte en nuestra era, pero sin duda tiene limitantes externas que lo posicionan, talvez ilegítimamente, en un casillero secundario de la actual "cultura del entretenimiento" que las grandes empresas manejan especialemente desde sus bases en Hollywood.
    La identidad de los pueblos y su posicionamiento en el imaginario social es, casi un instrumento de manejo sobre los habitantes de cada región, pues las películas y los documentales generan, de forma casi inevitable, unaposición determinada en sus observadores, e inclusive en sus realizadores.

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  9. De acuerdo con algunos comentarios anteriores, lo queer rompe con la norma, con lo estereotipado, etc., (Hollywood). Sin embargo, sus espacios aún son reducidos justamente porque la sociedad desconoce de sus movimientos activistas, su trascendencia y el orden político que éste genera en varios ordenes sociales.
    Hablar de cine “mayor o menor”, puede generar varias controversias sociales, políticas, culturas, ideológicas, etc., sin embargo, es importante conocer por dónde van sus códigos. Por un lado, el cine mayor ha creado una imagen y un discurso silenciado y de poca representatividad del “otro”, y en consecuencia se crean los estereotipos y se anulan los verdaderos intereses y representatividad del otro. Al referirnos al cine menor, aquel espacio alterno el cual rompe con la norma “mayor” (Hollywood), éste empieza a construir agencia y representatividad través de sus propios códigos, discursos y lenguajes del “otro”, es decir se empieza hablar desde su lugar de enunciación, desde luego no en todos los casos. Desde una opinión particular el cine menor no sólo es la entrada a varios espacios de crítica a la identidad, la cultura o la heteronormatividad sino que es el lugar en el cual se puede identificar, conocer y entender los códigos del “otro invisilizado”, en este sentido es el camino alterno por el cual la sociedad aprende del “otro”. (inserción, justicia, respeto, activismo, defensa, derechos, compromiso, etc.)

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  10. En relación a la primera pregunta, yo estoy completamente de acuerdo con Fernanda sobre las dos dimensiones, donde por un lado se presente al otro y en cierta medida nos acerque a éste; pero por otro lado, también puede ser esa herramienta para exhotizar a la diferencia, reafirmar las representaciones de dominación y los estereotipos sociales.
    Incluso creo que en ocasiones el cine menor ha perdido su fuerza crítica y política. Me atrevería a decir que en cierta medida éste tipo de cine responde a un dispositivo de poder que lo ha definido como “cine menor” y le ha puesto ciertas normas, límites, reglamentos, temáticas, contextos sociales, etc.
    Es decir, creo que en cierta medida el cine menor si nace y tiene la pretensión de presentar al otro, pero éste cine cayó en el juego del sistema, en donde se lo caracteriza como un cine “diferente”, que presenta a “diferentes realidades” y que éste sí aborda a la “realidad” fuera de los “estereotipos”.
    ¿Pero eso es verdad?, ¿cuáles son las nociones del diferente y cuál es la manera de construirlo?. Saliéndonos un poco del cine Queer, yo me pregunto si por ejemplo el cine ecuatoriano es un cine menor??? Y en ese sentido ¿hasta qué punto salimos del estereotipo?. La mayoría de las obras ecuatorianas han tenido la pretensión de mostrar al otro en base a los parámetros permitidos; es decir , cuando hablamos de cine ecuatoriano, siempre lo relacionamos con realidad social, con pobreza, con huelgas, con inestabilidad, etc. Éste tipo de cine es el más financiado en el país y por eso tiene mayor oportunidad de ser difundido y de presentar al “otro”.
    Pero a ¿cuál otro estamos presentado? ¿eso es realmente la identdad ecuatoriana? , para mí estas películas presentan sólo a un segmento de éste otro. Es jugar con la idea de la parte por el todo, extrapolar a la inseguridad política ecuatoriana de un momento específico con la identidad nacional. ¿Esta no es una manera de exhotizar al otro y de normarlo en base al poder y los estereotipos?
    En ese sentido creo que por ejemplo la película “ Que tan lejos” ha sido un aporte muy grande para cambiar las nociones y los reglamentos que definen al cine ecuatoriano y en cierta medida jugar con las intenciones del cine menor. Porque pese a que se remite a ciertos estereotipos, esta es una producción más libre que permite presentar a la cotidianidad fuera de la triste realidad inestable del país andino-latinoamericano.

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  11. No me parece que sea una forma de conocer a ese otro, al contrario, esta expresión “conocer al otro” me parece que cae en el mismo discurso oficial, normativo. Por el contrario, me parece que lo que el autor plantea, es que a través del cine menor es posible deconstruir este discurso heterosexuado, la naturalidad del mismo, es decir, el carácter de verdad que se ha dado a las cosas, mostrando la existencia de diversas identidades que además no son creadas desde los esquemas binarios impuestos por el oficialismo, sino desde subjetividades particulares y muy diversas. Concuerdo con Rocío en el hecho de que tampoco el objetivo es presentar al otro, en este caso a la homosexualidad, como lo bueno, caso contrario se caería en la misma lógica de los discursos oficiales, sólo que trasladándonos hacia nuevos escenarios.

    Discrepo un poco en cuanto a las otras observaciones en el sentido de que al utilizar las mismas herramientas de la cultura mayor hasta cierto punto se continúa reproduciendo los mismos esquemas de manera diferente; por el contrario considero que es una de las mejores herramientas, utilizar sus mismos recursos y a través de ellos provocar rupturas.

    Como señala el autor, por ejemplo, en el caso de Warhol, la presencia explícita de una cámara capturando las imágenes, es una forma de revelar cómo se está construyendo una realidad, que es precisamente lo que se discutía en clase, que es necesario revelar desde dónde, por qué, para qué, se construye un discurso, es necesario ver que estos no son naturales y que en algún momento por alguna razón e intencionalidad fueron construidos, al igual que las imágenes que capta una filmadora. Lo que no sucede con el cine de Hollywood, que pretende cada vez más ocultar los recursos técnicos para crear sensaciones de realidad, de verdad.

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